"...La cantidad de libertad individual que puede un pueblo conquistar y conservar depende del grado de su madurez política; la cual no sigue en su desarrollo una curva ascendente contínua, como lo hace el crecimiento de un individuo, sino que está determinada por leyes más complicadas.
La madurez política de las masas queda implícita en la capacidad de reconocer sus propios intereses. Esto, sin embargo, presupone cierto conocimiento del proceso de producción y distribución de las artículos y géneros de consumo. La capacidad de un pueblo para gobernarse a si mismo democráticamente es, de este modo, proporcinal al grado de entendimiento que posee acerca de la estructura y funcionamiento del cuerpo social.
Ahora bien, cada perfeccionamiento técnico crea una nueva complicación en la maquinaria económica, provoca la aparición de nuevos factores y combinaciones, que las masas no pueden comprender durante cierto tiempo. En cada salto de progreso técnico, el relativamente mas lento desarrollo intelectual de las masas queda un paso m´s atrás que aquél; viene a resultar, de este modo, un descenso en el termómetro de la madurez política.
Cuando las masas son concientes en un grado equivalente al progreso material alcanzado, sigue inexcusablemente un período de predominio democrático, al que se llega pacíficamente o por la fuerza. Hasta que el próximo salto de la técnica deja otra vez a las masas en un estado de relativa inmadurez, y hace posible, y hasta necesaria, alguna forma de gobierno absolutista.
Arthur Koestler,
El Cero y el Infinito (1940).
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