jueves, octubre 12, 2006

Muchos adelantados... Pocos adelantos

De esta fecha, y de Colón, se han dicho muchas cosas. Pero particularmente, creo q lo mas interesante sería comparar. Comparar los discursos q se dan en una fecha como esta en las diferentes porciones del mundo. Yo se como se recibe esto en mi país; donde un presidente causcásico le habla a una poblaión de extracto europeo que vive en una reducidísima porción del terreno argentino). Quisiera escuchar el de Evo Morales, quien se quiera o no, cambiará la faz de bolivia para siempre, trayendo una nuea ola de derechos apra los indígenas q aun hasta el día de hoy viven bajo un yugo de opresión, en condiciones laborales esclavizantes (todo el q se queje del calor en Capital un viernes a la noche, vayase a la frontera y vea changarines cargar y descargar toda la mañana; o a los hombres q trabajan en las minas, a metros y metros dentro de la montaña, sin ver la luz del sol...) Me gustaría escuchar el de España, en donde este día no se llama De la Raza, como acá, sino "Día de la Hispanidad". Seguramente se celebrarán, con esa melancolía por la gloria tan típica q envuelve el alma española desde hace casi trescientos años, el inicio de un período brillante; como los reyes q primero derrotaron al moro ahora se elevaban allende los mares y expandían el imperio...

Hay q celebrar? Hay q condenar? Hay q conmemorar?

Yo creo q hay q reflexionar. Y aprender, como siempre digo, de los errores de los otros, en vez de esperar a estar nosotros con la mierd hasta el cuello. Hoy ya no son caravelas con la bicolor flameante(unas cascaras de nuez con un escarbadientes dentro), sino portaviones con barras y estrellas. No es más la cruz y la espada; ahora es la democracia en una mano y un rifle en la otra. Sigue siendo lo mismo: cuanto se llevan al final. Sigue siendo lo mismo: hombres q se miran con odio, pero q jams han hablado entre si. Hombres q se matan, q matan a niños y a mujeres, simplemente por la gloria del Imperio (no imorta el de quien). Hombres q mueren lejos de sus familias, ya sea en manos de los indígenas o en una prisión del invasor, torturado.

Siguen perdiendo los mismos: los q estaban, q defienden.
Los que llegan, q nada tienen ni anda tendrán al final.

Siguen ganando los mismos: los q acumulan (a costa de la sangre de los q estaban y defienden, y de los q llegan y atacan) ganancias. Y todo, desde la comodidad de un cuarto, tierras allende del mar.